y un te amo se prendió en mis labios
porque en cada piedra encontré su cariño
llorando su alma, entre espejos dormidos.
Quedó la promesa de amor compartido
en la noche oscura de la soledad,
tantos te quiero cobraron sentido
al encontrar su nombre pegado a mi piel
Comprendí al instante que un sueño azul
prolongaba el beso de la madrugada
vistiendo a mi musa con su blanco tul
dándole un nombre, un nombre de cielo
que aún suspiro por su corazón.